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Reflexiones sobre José Luis Cuevas

Andrea Uribe
Magíster en Historia
Dipl. Gestión del Patrimonio Cultural
Dipl. Estudios de Género

La sala dedicada al artista mexicano José Luis Cuevas, en donde se exhiben una serie de siete grabados sobre metal, agrupados bajo el nombre de “Suite madrileña”, realizados a técnica de aguatinta y aguafuerte entre septiembre y octubre de 1987 en Madrid, España, es una colección que se destaca a primera vista tanto por sus dimensiones de 1.21 metros de alto por 80 centímetros de ancho, como por su estética sombría y el dominio pleno de las técnicas de grabado en superficies metálicas.

Me conmovió especialmente la obra “Autorretrato en Malasaña”, ya que la producción es una obra particularmente opaca, pese a que todo el conjunto evoca un pesimismo y una tristeza casi grotesca. En esta obra el autor se representa a sí mismo como testigo, pero también como protagonista de un mensaje de desesperanza.

Cuevas materializa en estos grabados una crítica al muralismo nacionalista latinoamericano. En una pulsión existencialista y desoladora de la existencia humana, en la que se apropia y forma parte de una fealdad de trazos gruesos y manchas pictóricas, retrata un ambiente de negación y marginalidad: bares, burdeles, manicomios, hospitales y muerte.

Este cuadro brinda una sensación de lugubridad y miseria en la que el autor permanece como un ser participativo pero a la vez como un ser distante. Se posiciona a través de la contraída figura de un señor blanco, bien vestido, de proporciones robustas y aguileñas que se contrapone con un dejo de serenidad frente a la figura de un hombre desnudo, de proporciones físicas más pequeñas y minimizadas, con formas que recuerdan el arte precolombino, situando en la misma línea a una mujer mayor ubicada al costado derecho de la obra.

José Luis Cuevas se desarrolló en distintas áreas del ámbito artístico pero es como grabador donde se potencia su iconografía, tan característica, experimentando distintas posibilidades de grabado en metal.

Un grabado se consigue mediante la utilización de técnicas directas, que utilizan herramientas cortantes o punzantes sobre una superficie de madera o metal, o mediante la utilización de técnicas indirectas que involucran la utilización de ácidos. En el caso de este procedimiento, la imagen se estampa a partir de mordientes, por lo que se considera una metodología indirecta. El aguatinta es una técnica de grabado con la que se pueden obtener efectos pictóricos y manchas, en tanto que el aguafuerte consiste en aplicar un barniz sobre la superficie metalizada y dibujar sobre ella. Estas técnicas se remontan al siglo XVIII y fueron popularizadas por autores como Goya y el cineasta e ilustrador contemporáneo Alexandre Alexeieff.

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Santiago, 6 septiembre de 2022